sábado, 27 de septiembre de 2014

Thali, ayer fue mi cumpleaños y...

Hija, ayer fue mi cumpleaños y estoy preocupado, definitivamente estoy preocupado porque he cambiado.

Me preocupa que ya no soy el mismo que era hace unos años, mis perspectivas de vida son distintas a las que tenía, mis metas y objetivos están enfocados en algo superior a lo que me había propuesto hace tiempo, ahora mi prioridad es disfrutar mi vida.

Me preocupa que ya no soy el mismo hombre con el que se casó Karla hace ya casi veinte años, he cambiado mucho, lo tengo claro, busco disfrutar más los momentos que pasamos, he cambiado muchas formas de hacer y sentir las cosas, tal vez ahora soy más sensible y realista de lo que era entonces, estoy más feliz que nunca, pero ya no soy el mismo, ¿afectará un cambio tan radical?

Me preocupa que he perdido muchos años de mi vida lejos de mi familia, muchas horas frente a la computadora, mucha horas viendo futbol, muchas horas jugando videojuegos, pero tal vez mi vida hoy no sería así de no haber tenido esos momentos para mí, la verdad es que todo forma parte de un proceso y hoy lo veo así.

Me preocupa haber descubierto que mis intereses han cambiado, ahora son pocas las personas que se sienten afines a mi nueva forma de ver la vida, ahora ir a “tomar y gastar” ya no me parece tan divertido como antes.

Me preocupa que ya no me importa trabajar los fines de semana, ni quedarme hasta tarde en el trabajo, ahora disfruto mucho más mi trabajo, siento que a veces me ven como si fuera un “matadito”, para nada, solo que me gusta estar bien organizado y enfocado en lo que tengo que hacer y cuando, pero tal vez estoy saliéndome del carril de la gente “normal”.

Me preocupa que ya no necesite tantas cosas para vivir, he aprendido a disfrutar con lo que tengo y aunque por supuesto que me doy mis gustitos, ya no es una prioridad comprar el “nuevo modelo de teléfono” porque con eso me sentía “completo“.

Todo esto me preocupa y te voy a decir porqué, porque he descubierto que me gusta tener un rumbo en mi vida, me gusta poder disfrutarla al máximo, me gusta viajar, convivir con la gente que amo, me gusta ser raro, pero también me doy cuenta que no es lo socialmente “correcto” porque esto no es lo que hacen los demás.


Pero ¿Sabes algo hija? Mi regalo de cumpleaños para mí, será aceptar lo que ahora soy, vivir y apreciar cada oportunidad que la vida me presente, verme en treinta años y decir -tuve una vida plena y feliz,  que aproveche al máximo lo que la vida me ofreció-. Eso es lo que hoy acepto, soy diferente, soy raro, pero soy muy feliz.


sábado, 17 de mayo de 2014

Visita a la mina museo “Las Dos Estrellas” en Tlalpujahua

Actualmente la mina alberga el Museo Tecnológico del siglo XIX, el cual es una parada obligada para todos los que visitamos Tlalpujahua.
Al llegar al museo, en la entrada del mismo sobresale una frase: “La cultura, como el sol, son gratis”. Sí, la entrada al museo es gratuita.

 


Nuestra hora de llegada fue justo a tiempo, ya que en ese momento iniciaba la visita guiada. A principios del siglo XX se abrió la mina dos estrellas sinónimo de tecnología,  y que llegó a ser la principal mina de oro y plata del país y una de las más productivas a nivel mundial. La mina LAS DOS ESTRELLAS descubierta por el ingeniero francés Francisco J. Fournier, tuvo un rápido desarrollo, en sus años  más productivos de 1905 a 1913 trabajaron en ese sitio cinco mil empleados y la producción alcanzó los 45 mil kilos de oro y 400 mil de plata, contaba con la recién descubierta electricidad traída desde Necaxa Puebla, ya se utilizaba dinamita en lugar de pólvora. Con la Revolución decayó la producción minera, cerraron casi todas las minas del país, pero “Las Dos Estrellas” siguió trabajando. Aunque a nuestro país le quedó muy poco beneficio de la actividad de esa mina ya que la mayor parte del oro salió hacia Inglaterra. La mina siempre fue una moneda de dos caras: una luminosa por su tecnología y riqueza y la otra oscura por la dureza del trabajo y la explotación del minero.

La aventura comienza en la entrada del socavón, previa colocación del casco de seguridad, comenzamos el recorrido.



El interior de la mina es frío, y el ambiente es húmedo por las filtraciones de agua. Conforme vamos avanzando en terreno totalmente plano (nivel cero), nos van explicando cómo era el trabajo en la mina, como funcionaban sus lámparas de gas, a los 120 metros hay una réplica en cantera de la imagen de Nuestra Señora del Carmen, santa patrona del pueblo y de los mineros. Lo primero que hacia un minero cuando iniciaban su viaje al interior de la mina era encomendarse a La Virgen y pedir su protección.



Según nos comenta el guía el tiempo promedio de vida productiva de un trabajador en la mina era de entre 5 y 8 años, o sea que si un minero entraba a trabajar a los 20 su expectativa era de llegar a los 28. En resumen, una buena explicación de cómo era la vida y el trabajo del minero. A mi mente llegan recuerdos de los 65 mineros de Mina Pasta de Conchos en Coahuila en el 2006 y el rescate de los 33 de la mina San José, en Chile. ¿Habrá mejorado en algo la seguridad en la actualidad? Espero que sí.



Al salir del túnel, yo pensé que la visita había terminado. Estaba equivocado. El museo cuenta con 15 salas donde se exhiben documentos, minerales, planos, objetos antiguos y fotos que van de 1904 hasta 1950. Del túnel de la mina pasamos a una caseta de vigilancia con las mirillas para los guardias y en donde hay una réplica de un lingote de oro, la “pera” utilizada para moler fierro viejo, el cuarto de herramientas, la sala de los herreros, las vías de las góndolas (carritos para transportar mineral), etc.




El museo, aparte de ser el primer museo minero en sitio del país, tiene otra peculiaridad: Es un museo de arte. Es Importante mencionar el trabajo de la Asociación Civil (RECMAC), por el esfuerzo que se está realizando en la rehabilitación de la mina.





La visita no es corta aunque sí muy interesante, así que vayan con tiempo. Al terminar el recorrido, terminamos en la sala de snacks y de suvenires. Allí quienes quieran cooperar pueden dar si lo desean, un donativo, ya que como se menciona, la entrada es gratuita. A cambio de ese donativo, recibirán simbólicamente, acciones de la mina dos estrellas.






Tratare de explicar lo que pude percibir con los sentidos al entrar en la mina:



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      La oscuridad toma posesión de todo, el socavón solo se encuentra iluminado en la parte central, al fondo de la mina se puede apreciar mucha neblina.
·        En la piel, se siente el frío en la entrada de la mina, y como la temperatura va subiendo un grado por cada treinta metros que se avanzan. Al salir, sucede lo contrario y la temperatura va descendiendo.
·        El olor a humedad y a mineral dentro de la mina.
·        El ruido del agua corriendo a los lados, agua que aunque se ve clara y cristalina, no se puede beber por estar contaminada con metales como el hierro.

Datos Adicionales:
  • ·      Era tal su importancia económica para el país que en 1909 Don Porfirio Díaz visita Tlalpujahua para conocer la mina.
  • ·   El famoso equipo de béisbol Los Yankees de Nueva York ganador de la serie mundial en ese año, vinieron a Tlalpujahua en 1921 a jugar un partido de béisbol contra un equipo de la mina “Los Mineros de Dos Estrellas”, y adivinen ¿quién gano? Por supuesto, nuestros mineros.
  • ·        Un “error técnico” de la mina dos estrellas fue causante de una gran tragedia el 27 de mayo de 1937, en la cual un desplome de la presa de lama (desechos) sepultó a la tercera parte del pueblo de Tlalpujahua. Trescientas personas murieron ese día.
  • ·        Tuvieron que pasar 40 años para que se concretara el proyecto del museo. Fue hasta marzo de 1999, cuando Gustavo Bernal pudo reabrir las puertas de la mina al público para que visitara el recinto, que alberga 18 salas de exhibición permanente, tres temporales, espacio escénico, siete talleres originales y tres almacenes.




Después del recorrido ya hacía hambre, así que era hora de regresar al pueblo a comer. Visiten y experimenten esta importante mina, que es parte de nuestro pasado y orgullo de Tlalpujahua. “Difinitivamente” como dice Don Juanito: Hay que conocer nuestro México. 

jueves, 24 de abril de 2014

Esta es la crónica de la visita al Río Chonta, Febrero 2014.

Comienza la aventura...
El punto de reunión fue en Metepec en casa de Luis, nuestro guía, llegamos Jorge y yo un poco nerviosos, no pudimos más que sentir una sensación excitante en el estómago de lo que esta increíble aventura de espeleísmo que estaba por venir. Luis estaba dando la última revisión al equipo, poco a poco fueron llegando los otros integrantes del grupo, Dylan, Alex y Carlitos. Salimos el sábado como a las 13:30, fue un viaje sin contratiempos y muy agradable.
Llegamos al poblado de Cacahuamilpa y nos dirigimos a donde estaba un grupo de ejidatarios junto al camino, bajo la sombra de unos árboles y ese era el punto de inicio del camino, ahí nos bajamos y acomodamos todo el equipo. Luis se regresó con la camioneta para estacionarla en las instalaciones de las Grutas y después de 20 minutos regresó en taxi. Comimos un lunch ligero, nos hidratamos, nos registramos con los ejidatarios, pagamos una cooperación de $25.00 por persona y nos enfilamos hacia la entrada del río.
El clima era caluroso y el sol despuntaba ya con sus rayos vespertinos en medio de ese ambiente selvático, en un cerro árido, amenazaba con achicharrarnos.
Caminamos unos 3 kilómetros por un sendero lleno de piedras que viborea entre árboles que después se convertiría en una vereda en medio de la flora selvática y nos introducía a una pequeña sierra, que nos llevaría a la entrada de la cueva, del río subterráneo Chontalcoatlán o Chonta como se le conoce en el argot del espeleísmo.
Ya casi para llegar a la entrada una gran pared vertical de casi 30 metros, de altura nos indicaba que teníamos que hacer un descenso a rappel.
Rápidamente nos pusimos nuestro equipo y uno a uno fuimos bajando por esa impresionante pared de mármol, del vacío hacia la seguridad del fondo de la cañada.
Al llegar a la majestuosa entrada de la caverna nos preparamos con nuestros chalecos, lámparas y cascos, nos colocamos nuestros clásicos e inconfundibles “botes mochila” a nuestra espalda donde llevaríamos el resto de nuestros equipos.
Los botes mochila tienen dos funciones, el de flotador (puede mantener a flote a dos personas) y como mochila para guardar objetos que queremos que no se mojen.
Antes de entrar, nos hidratamos, y Luis nos dio una pequeña pero imprescindible platica de seguridad.
Para entrar se empieza con un refrescante y muy frío chapuzón en el río Chonta, y conforme te vas aclimatando, poco a poco la corriente nos lleva hacia la entrada del río subterráneo, hacia las entrañas de la tierra, hacia lo desconocido no sin dejar de sentir la adrenalina y la emoción que todo ser humano siente al aventurarse e internarse en la inmensa y total oscuridad que representa una gruta activa de millones de años de antigüedad y que según nos cuenta Luis no importa cuántas veces lo hayas cruzado, el recorrido te promete siempre retos y aventuras nuevas.
Poco a poco la oscuridad se va adueñando de la gruta y es momento de prender tus lámparas, ya que te acostumbras al extremo cambio de luz y temperatura no puedes sino sentir la majestuosidad de la naturaleza al comprender como gota a gota y piedrita por piedrita la erosión y química del agua han ido desgastando la sólida roca de mármol hasta convertirla en un inmenso vacío por donde el agua a fuerza de tenacidad y perseverancia ha encontrado su camino.
Hay que estar siempre atento, pues muchos pasajes requieren equilibrio infalible e impecable precisión al pisar. –“Aseguren el paso”- , nos repetía Luis indicándonos que no avanzáramos el otro pie hasta que el primero estuviera pisando bien firme. Es de llamar la atención cómo se comporta el cuerpo en un entorno como éste; cuando se camina entre arena, piedras y agua, mientras no se pierda la calma y la mente confíe en uno mismo el cuerpo siempre elegirá el mejor lugar para pisar y salir ileso, a pesar de la casi nula visibilidad.
Por varios kilómetros fuimos alternando nadar con la corriente esquivando las grandes rocas de mármol algunas visibles, otras ocultas por el agua y caminar entre las pequeñas “playas”. La gruta se conforma por impresionantes bóvedas de mármol de hasta 35 metros de altura y otro tanto de ancho y cientos de bellas formaciones. No puedes sino imaginarte la furia del río en época de lluvias, donde meterse fuera de la temporada oficial significaría seguramente el fin.
Poco antes de la mitad del camino nos encontramos con “la claraboya”, es un inmenso derrumbe milenario donde el techo de la caverna se desplomo parcialmente y el río gira bruscamente a la izquierda. La claraboya en épocas de lluvia forma cascadas de agua que caen directamente al fondo de la gruta y que le dan más fuerza al río Chonta, en época de secas se pueden apreciar las cascadas perpetuas de carbonato de calcio y que no son más que cicatrices y sedimentos dejados a través de los miles de años del paso temporal del agua a través de la claraboya.
Acampamos cerca de las 8:30 de la noche, en una playa de arena. Encontramos leña y prendimos una fogata, preparamos café y ya se imaginaran el alivio que siente el cuerpo al ingerir una bebida calientita después de horas en la caverna. En el río limpiamos las piedras y arena que se filtraron en nuestros zapatos y calcetines; nos cambiamos con ropa seca y como a las 11:00 pm dormimos arrullados por el sonido del agua chocando contra las piedras en su rápida carrera y alumbrados por la luz de una vela.
Nos levantamos a las 8:00, preparamos nuestro equipo para la segunda mitad del trayecto y partimos con fuerzas renovadas. Después de horas de obscuridad, más adelante se empieza a observar el tenue resplandor de los rayos del sol que poco a poco se hacen más intensos y que nos anuncian el cercano final del recorrido.
En mi experiencia personal es la luz más hermosa que he visto en la naturaleza, es como volver a nacer, es como cuando recibes una nueva oportunidad de hacer algo, es indescriptible.
Después de casi 6 kilómetros llegamos al final, donde la gruta remata el ya de por si impresionante recorrido, con una abertura que se puede calcular en más de 40 metros. En medio de un cañón de mármol aún más alto, donde el agua aún más fría del río subterráneo San Jerónimo y el Chontalcoatlán se unen para formar el río Amacuzac que más adelante es afluente del río Balsas.
Al observar desde afuera las dos majestuosas salidas de ambos ríos subterráneos y que convergen exactamente en el mismo punto, no puedo sino pensar y sentir que una inteligencia, un poder más allá de nuestro entendimiento y de nuestro alcance ha diseñado nuestro planeta, y que en millones de años de evolución y para poder cuidar de estas maravillas naturales, ha transformado a la materia inerte en vida y conciencia.
Unos escalones altos y una pronunciada subida nos separan del Centro de visitantes de las Grutas y de unas merecidas quesadillas y tacos, donde después de registrar nuestra salida concluyo nuestra visita al río subterráneo de Chontalcoatlán, Guerrero.